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martes, 28 de junio de 2016

Las ciudades-estado antiguas. Mesopotamia: los sumerios.

  Aproximadamente 5.000 años antes de nuestra era, los pueblos asentados en la región septentrional de la Mesopotamia Asiática se encontraban distribuidos en muchas aldeas autosuficientes que se apoyaban fundamentalmente en la agricultura. Más al sur, las tierras se encontraban mucho menos pobladas porque las crecidas de los ríos y sus consecuentes inundaciones afectaban a los cultivos y complicaban el desarrollo de poblaciones.
  Hacia el 3.500 a.C., los sumerios, provenientes de Asia Central (pueblos asiánicos), se instalaron en la Baja Mesopotamia e iniciaron un progresivo proceso de urbanización. Desde un primer momento, se fueron instalando a partir de pequeñas migraciones, con la finalidad de observar las condiciones del terreno e informar su era óptimo para vivir allí. El mencionado proceso de urbanización llevó a la conformación de cerca de 30 ciudades-estado independientes. Los mismos buscaron quedarse en las tierras cercanas a la desembocadura de los ríos Tigris y Éufrates, por el carácter fértil de la región. Tuvieron los saberes necesarios para poder controlar el comportamiento de los ríos, y así hicieron canales, diques y acequias que posibilitaron el desarrollo agrícola. De ella provenían diversos productos de consumo como el trigo, la cebada, la vid y los dátiles. Además, se dedicaron a la ganadería (cerdos, cabras, asnos y carneros), y también a la pesca.
  Los canales de riego favorecieron el aumento de la producción agropecuaria, que desencadenó en el crecimiento demográfico. A partir de esto se dieron las ciudades, que se organizaron como ciudades-estado independientes con sus propios recursos y autoridades.
  Las ciudades se fueron dando en torno a grandes templos, edificios vinculados directamente al culto sagrado a sus dioses, donde además se daban las tareas administrativas, políticas y económicas. Estaban construidos con ladrillos de adoba, y se elevaban sobre terrazas, cuya finalidad era enaltecerlos en comparación al resto de las construcciones, además de protegerlos de las inundaciones. Cerca de ellos había establos y depósitos para proteger a los ganados y cereales. De esta forma, vemos como los sacerdotes tenía poder político y económico, por encima del Rey (ensi), encargado de las autoridades civiles.
  A su vez, dentro de las ciudades se notaba la jerarquía social, ya que no todos desempeñaban las mismas funciones (gobernantes, sacerdotes, artesanos, agricultores y campesinos), mostrando una clara división del trabajo.
  Hacia el 2.800 a.C., el poder de los reyes aumentó, y terminaron desplazando a los sacerdotes como principales autoridades, como consecuencia del crecimiento de las ciudades y los conflictos entre la población. Todo ello hizo necesarias a las autoridades, normas y leyes. Asimismo, los soberanos tuvieron que hacerse cargo de la regulación de las tierras, el ganado, el agua, la organización de los ejércitos y el comercio. Este último aspecto se desarrolló a lo largo de los años, y así nacieron tesoros y grandes riquezas, que condujeron a la urgencia de hacer murallas y fortificaciones para cuidarse de pueblos y ciudades externas. Vale la pena remarcar que no existía el dinero como lo conocemos en la actualidad, y por lo tanto predominó un sistema de trueques.
  El gobierno se organizaba bajo una monarquía teocrática, donde el rey era un representante de los dioses en la tierra, que ejercía funciones de gobierno, administrativas, militares y religiosas, además de que las tierras eran propiedad del estado. El centro del poder político y económico se trasladó al palacio. Vale la pena aclarar que los reyes eran jefes militares que ganaron poder y prestigio a partir de su desempeño en la defensa de la ciudad y las conquistas militares.

Templo sumerio

  Los sacerdotes tuvieron una gran importancia en estas sociedades, ya que se los veía como intermediarios entre los dioses y las personas, y a cambio de sus tareas no pagaban impuestos, recibían tierras y cobraban tributos. Su lugar por excelencia era el templo (zigurat), donde como representantes de la divinidad local, debían hacer cumplir sus leyes de organización social y de otras necesidades como la defensa, los canales de riego y la organización de la producción. Estos lugares tenían sus propios depósitos, granjas y establos.
  La religión de los sumerios era politeísta, y pensaban que los dioses habían creado al mundo y a los hombres. Cada ciudad supo tener a su dios principal, entre los cuales se destacaron Enki (dios de la tierra), Enlil (dios del viento y las tempestades), Nannar (dios de la luna), Utu (dios del sol), y Aru (dios del cielo). Relacionaban a sus éxitos y fracasos con la voluntad de los dioses. Los sacerdotes dirigían los rituales, como el del matrimonio sagrado entre Inanna (diosa del amor y la fertilidad), y Dumuzi (dios del ganado y la agricultura), en el cual el rey representaban a éste último y una sacerdotisa a la primera, rogando por buenas cosechas y prosperidad económica.
  En cuanto a lo social, en el marco de una clara división del trabajo, se distinguieron los pastores, labradores, artesanos, alfareros, comerciantes, tejedores, carpinteros y curadores. Según las taras que desempeñaban, una persona podía tener mayor o menor capacidad de acumular riquezas, y en consecuencia de poder. Los excedentes comenzaron a ser usados para beneficiar a sectores como los sacerdotes, comerciantes, soldados y artesanos, dándose una nueva división social.
  Emparentada al desarrollo agropecuario, nació la escritura como necesidad de controlar los crecientes excedentes. La escritura cuneiforme (en forma de cúnea), permitió el registro de la producción agrícola, así como también para acumular saberes y fundamentar el orden social, además de servirles a los reyes para dejar constancia de sus obras de gobierno. Se daba sobre tablas de arcilla fresca que eran secadas al sol o cocinadas, y la herramienta principal era un punzón de caña o hueso.

  Retomando el tema de las creencias, ellos pensaban que la astronomía influía sobre la sociedad. De allí invenciones como las del calendario sumerio (2 meses lunares) y la medición sexagesimal (60 minutos=1 hora; 60 segundos=1 minuto). A su vez, los arqueólogos encontraron tablillas con leyendas, mitos, poemas y proverbios, que dejaron importantes datos sobre la cosmovisión mesopotámica. 


Fuentes
https://myrozco.wordpress.com/los-sumerios/
Cristófori, Alejandro y Zappettin, María Cecilia (2009). Ciencias Sociales 1. Desde los comienzos de la historia y la geografía humanas hasta el fin de la Edad Media. Buenos Aires, Aique, pp. 116-119.
Galliano, Alejandro; Katz, Mariana y otros (2015). Ciencias Sociales. Historia y espacios geográficos desde el origen del hombre hasta la Edad Media. Buenos Aires, Edelvives, pp. 68-71. 

Escritura cuneiforme


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