Contador de visitas

viernes, 28 de octubre de 2016

''Historia de nuestra aldea: El fenómeno de agregación rural en La Matanza colonial'', en Diario NCO, 12 de agosto de 2016.

Por: Mauro Luis Pelozatto Reilly (*)

LINK: https://www.academia.edu/27740058/Historia_de_nuestra_aldea_El_fen%C3%B3meno_de_agregaci%C3%B3n_rural_en_La_Matanza_colonial_en_Diario_NCO_12_de_agosto_de_2016

Tanto en Buenos Aires como en La Matanza, la tendencia era a una marcada superioridad numérica de las familias que no eran dueños de las tierras que ocupaban. Y en una economía fundamentalmente rural, dentro de la cual la producción y comercialización del trigo, la carne y los cueros eran las actividades centrales, el acceso a la tierra y al ganado eran vitales para todos los grupos sociales de la campaña. En pocas palabras, era necesario acceder de alguna u otra forma a la explotación de la tierra.
Como se ha manifestado, no todos accedían a dicho recurso indispensable de la misma manera. Uno de los mecanismos que permitía a los pequeños pastores y labradores tomar posesión de alguna parcela para poder criar animales o dedicarse a la labranza fue la agregación. La misma consistía básicamente en la relación que se entablaba entre el propietario (que podía ser un estanciero o bien un chacarero) y el campesino (o familia) que no tenía tierras propias y necesitaba producir alimentos para el consumo del grupo familiar y excedentes para los mercados coloniales. A cambio del usufructo del fundo, el dependiente se comprometía a pagar una renta al terrateniente, la cual se pagaba generalmente en prestaciones personales de trabajo en las tierras del dueño.
En cuanto a las actividades desempeñadas por estos agregados o arrimados (en las fuentes aparecen bajo alguna de estas denominaciones), las mismas eran múltiples, siguiendo el carácter de la economía rural. Se los podía encontrar sembrando, cosechando, desollando animales, domando potros salvajes, marcando y recogiendo vacunos alzados, trabajando en los hornos de ladrillo, o castrando los caballos utilizados en la cría de mulas, entre otras cosas que pudieran surgir. A su vez, vale la pena destacar que se complementaban dentro de los establecimientos productivos con los peones asalariados, los jornaleros y los esclavos.
Un rasgo importante es que estos agregados solían ser, en algunos momentos del año, peones conchabados, sobre todo cuando las chacras demandaban muchos brazos en tiempos de cosechas (pagando más que las estancias y para colmo en plata, cuando por lo general los trabajadores cobraban mayoritariamente en especie, es decir, productos agrarios). Por otra parte, no faltaban aquellos que también fueron productores independientes, y que a su vez llegaron a poseer varias cabezas de ganado, a contratar peones y a tener algunos pocos esclavos como mano de obra más permanente.
Desde el punto de vista social, los agregados eran campesinos provenientes de distintas partes del Río de la Plata (de los otros pagos y partidos bonaerenses, Corrientes, Santa Fe, etc.) y otras regiones del Virreinato del Perú, como el Paraguay, Córdoba, Tucumán, Cuyo, Santiago del Estero, Chile y Potosí, entre otros puntos. También había entre ellos españoles y portugueses, y una minoría proveniente de otros estados europeos. No era una cuestión de género, y por lo tanto los había hombres y mujeres, y de todas las edades. Otra situación muy difundida era la agregación de parientes, principalmente hijos, cuñados, hermanos y suegros del propietario. En cuanto a lo étnico, tampoco había demasiados prejuicios a la hora de tomar trabajadores como agregados, ya que se pueden encontrar como tales a indios, negros, mulatos, libertos, mestizos, pardos, españoles peninsulares y criollos.
Si bien no hay testimonios que sostengan la existencia de salarios para este tipo de trabajadores, los mismos tenían acceso a los pagos en ropa, alimentos y hasta plata durante los momentos que funcionaban como conchabados o jornaleros. Solían vivir en cuartos, pequeñas casas o ranchos de poco valor dentro de los límites de las chacras y estancias del lugar. Muy rara vez se encontraría a alguno con casa techada con tejas, símbolo de cierta distinción socioeconómica, o en viviendas grandes y adornadas. En definitiva, se trataba de campesinos más bien humildes.
En lo productivo, como ya se ha mencionado, no podemos hablar de pastores o labradores, sino más bien de pastores-labradores, entendidos como productos mixtos que intentaban no solamente sobrevivir y alimentar a los miembros de su núcleo familiar, sino también conseguir excedentes que les permitieran insertarse en los distintos mercados coloniales (abasto de sebo, grasa y carne local, envíos de animales en pie hacia otras regiones, y producción de cueros que terminaban en las ciudades de Europa).

Los agregados solían vivir en ranchos y dedicarse a la producción para distintos mercados.

Referencias
Academia Nacional de la Historia. Documentos para la Historia Argentina. Tomo X. Padrones de la Ciudad y campaña de Buenos Aires (1726-1810). Padrones de 1726, 1738 y 1744.
Fradkin, Raúl (2000). ‘‘El mundo rural colonial’’, en Tandeter, Enrique (Dir.). Nueva Historia Argentina. Tomo II. La sociedad colonial. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, pp. 241-284.
Fradkin, Raúl y Garavaglia, Juan Carlos (2009). La Argentina colonial. El Río de la Plata entre los siglos XVI y XIX.Buenos Aires, Siglo XXI Editores.
Garavaglia, Juan Carlos (1991). ‘‘El pan de cada día: el mercado del trigo en Buenos Aires, 1700-1820’’, en Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana ‘‘Dr. E. Ravignani’’, Tercera Serie, nº 4, pp. 7-29.
Garavaglia, Juan Carlos (1993). ‘‘Las ‘estancias’ en la campaña de Buenos Aires. Los medios de producción (1750-1850) ’’, en Fradkin, Raúl (Comp.). La historia agraria del Río de la Plata colonial. Los establecimientos productivos (II).Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, pp. 124-208.
Garavaglia, Juan Carlos (1994). ‘‘De la carne al cuero. Los mercados para los productos pecuarios (Buenos Aires y su campaña, 1700-1825) ’’, en Anuario del IEHS, nº 9, Tandil, pp. 61-96.
Garavaglia, Juan Carlos (1999). Pastores y labradores de Buenos Aires. Una historia agraria de la campaña bonaerense 1700-1830. Buenos Aires, Ediciones de la flor.
González Lebrero, Rodolfo (1993). ‘‘Chacras y estancias en Buenos Aires a principios del siglo XVII’’, en Fradkin, Raúl (Comp.). La historia agraria del Río de la Plata colonial. Los establecimientos productivos (II). Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, pp. 70-123.
González Lebrero, Rodolfo (1995). ‘‘Producción y comercialización del trigo en Buenos Aires a principios del siglo XVII’’, en Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana ‘‘Dr. E. Ravignani’’, Tercera Serie, nº 11, pp. 7-37.
Mayo, Carlos (2004). Estancia y sociedad en la pampa (1740-1820). Buenos Aires, Editorial Biblos.
Moreno, José Luis (1989). ‘‘Población y sociedad en el Buenos Aires rural a mediados del siglo XVIII’’, en Desarrollo Económico, Vol. 29, nº 114, pp. 265-282.
Pelozatto Reilly, Mauro Luis (2014). ‘‘El Cabildo, la ganadería y el abasto local en el litoral rioplatense, 1723-1750’’, en Actas de las Quintas Jornadas de Historia Regional de La Matanza, pp. 230-244.
Pelozatto Reilly, Mauro Luis (2015). ‘‘La diferenciación social en una sociedad del Antiguo Régimen: el papel de las mujeres y los sectores subalternos en el Río de la Plata hacia el siglo XVIII’’, en Revista de la Facultad de Filosofía, Ciencias de la Educación y Humanidades, Universidad de Morón, Nº 21 y 22, pp. 79-96.
(*) Historiador y docente universitario.


No hay comentarios:

Publicar un comentario