Aproximadamente 5.000 años antes de nuestra
era, los pueblos asentados en la región septentrional de la Mesopotamia
Asiática se encontraban distribuidos en muchas aldeas autosuficientes que se
apoyaban fundamentalmente en la agricultura. Más al sur, las tierras se
encontraban mucho menos pobladas porque las crecidas de los ríos y sus
consecuentes inundaciones afectaban a los cultivos y complicaban el desarrollo
de poblaciones.
Hacia el 3.500 a.C., los sumerios,
provenientes de Asia Central (pueblos asiánicos), se instalaron en la Baja
Mesopotamia e iniciaron un progresivo proceso de urbanización. Desde un primer
momento, se fueron instalando a partir de pequeñas migraciones, con la
finalidad de observar las condiciones del terreno e informar su era óptimo para
vivir allí. El mencionado proceso de urbanización llevó a la conformación de
cerca de 30 ciudades-estado independientes. Los mismos buscaron quedarse en las
tierras cercanas a la desembocadura de los ríos Tigris y Éufrates, por el carácter
fértil de la región. Tuvieron los saberes necesarios para poder controlar el
comportamiento de los ríos, y así hicieron canales, diques y acequias que
posibilitaron el desarrollo agrícola. De ella provenían diversos productos de
consumo como el trigo, la cebada, la vid y los dátiles. Además, se dedicaron a
la ganadería (cerdos, cabras, asnos y carneros), y también a la pesca.
Los canales de riego favorecieron el aumento
de la producción agropecuaria, que desencadenó en el crecimiento demográfico. A
partir de esto se dieron las ciudades, que se organizaron como ciudades-estado
independientes con sus propios recursos y autoridades.
Las ciudades se fueron dando en torno a
grandes templos, edificios vinculados directamente al culto sagrado a sus
dioses, donde además se daban las tareas administrativas, políticas y
económicas. Estaban construidos con ladrillos de adoba, y se elevaban sobre
terrazas, cuya finalidad era enaltecerlos en comparación al resto de las
construcciones, además de protegerlos de las inundaciones. Cerca de ellos había
establos y depósitos para proteger a los ganados y cereales. De esta forma,
vemos como los sacerdotes tenía poder político y económico, por encima del Rey
(ensi), encargado de las autoridades civiles.
A su vez, dentro de las ciudades se notaba la
jerarquía social, ya que no todos desempeñaban las mismas funciones
(gobernantes, sacerdotes, artesanos, agricultores y campesinos), mostrando una
clara división del trabajo.
Hacia el 2.800 a.C., el poder de los reyes
aumentó, y terminaron desplazando a los sacerdotes como principales
autoridades, como consecuencia del crecimiento de las ciudades y los conflictos
entre la población. Todo ello hizo necesarias a las autoridades, normas y
leyes. Asimismo, los soberanos tuvieron que hacerse cargo de la regulación de
las tierras, el ganado, el agua, la organización de los ejércitos y el
comercio. Este último aspecto se desarrolló a lo largo de los años, y así
nacieron tesoros y grandes riquezas, que condujeron a la urgencia de hacer
murallas y fortificaciones para cuidarse de pueblos y ciudades externas. Vale
la pena remarcar que no existía el dinero como lo conocemos en la actualidad, y
por lo tanto predominó un sistema de trueques.
El gobierno se organizaba bajo una monarquía
teocrática, donde el rey era un representante de los dioses en la tierra, que
ejercía funciones de gobierno, administrativas, militares y religiosas, además
de que las tierras eran propiedad del estado. El centro del poder político y
económico se trasladó al palacio. Vale la pena aclarar que los reyes eran jefes
militares que ganaron poder y prestigio a partir de su desempeño en la defensa
de la ciudad y las conquistas militares.
Templo sumerio
Los sacerdotes tuvieron una gran importancia
en estas sociedades, ya que se los veía como intermediarios entre los dioses y
las personas, y a cambio de sus tareas no pagaban impuestos, recibían tierras y
cobraban tributos. Su lugar por excelencia era el templo (zigurat), donde como
representantes de la divinidad local, debían hacer cumplir sus leyes de organización
social y de otras necesidades como la defensa, los canales de riego y la organización
de la producción. Estos lugares tenían sus propios depósitos, granjas y
establos.
La religión de los sumerios era politeísta, y
pensaban que los dioses habían creado al mundo y a los hombres. Cada ciudad
supo tener a su dios principal, entre los cuales se destacaron Enki (dios de la
tierra), Enlil (dios del viento y las tempestades), Nannar (dios de la luna),
Utu (dios del sol), y Aru (dios del cielo). Relacionaban a sus éxitos y
fracasos con la voluntad de los dioses. Los sacerdotes dirigían los rituales,
como el del matrimonio sagrado entre Inanna (diosa del amor y la fertilidad), y
Dumuzi (dios del ganado y la agricultura), en el cual el rey representaban a
éste último y una sacerdotisa a la primera, rogando por buenas cosechas y
prosperidad económica.
En cuanto a lo social, en el marco de una
clara división del trabajo, se distinguieron los pastores, labradores,
artesanos, alfareros, comerciantes, tejedores, carpinteros y curadores. Según
las taras que desempeñaban, una persona podía tener mayor o menor capacidad de
acumular riquezas, y en consecuencia de poder. Los excedentes comenzaron a ser
usados para beneficiar a sectores como los sacerdotes, comerciantes, soldados y
artesanos, dándose una nueva división social.
Emparentada al desarrollo agropecuario, nació
la escritura como necesidad de controlar los crecientes excedentes. La
escritura cuneiforme (en forma de cúnea), permitió el registro de la producción
agrícola, así como también para acumular saberes y fundamentar el orden social,
además de servirles a los reyes para dejar constancia de sus obras de gobierno.
Se daba sobre tablas de arcilla fresca que eran secadas al sol o cocinadas, y
la herramienta principal era un punzón de caña o hueso.
Retomando el tema de las creencias, ellos
pensaban que la astronomía influía sobre la sociedad. De allí invenciones como
las del calendario sumerio (2 meses lunares) y la medición sexagesimal (60
minutos=1 hora; 60 segundos=1 minuto). A su vez, los arqueólogos encontraron
tablillas con leyendas, mitos, poemas y proverbios, que dejaron importantes
datos sobre la cosmovisión mesopotámica.
Fuentes
https://myrozco.wordpress.com/los-sumerios/
Cristófori, Alejandro y Zappettin, María Cecilia (2009). Ciencias Sociales 1. Desde los comienzos de la historia y la geografía humanas hasta el fin de la Edad Media. Buenos Aires, Aique, pp. 116-119.
Galliano, Alejandro; Katz, Mariana y otros (2015). Ciencias Sociales. Historia y espacios geográficos desde el origen del hombre hasta la Edad Media. Buenos Aires, Edelvives, pp. 68-71.
Escritura cuneiforme
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