La sociedad colonial bonaerense desde una mirada crítica sobre la
historiografía de los espacios productivos y sus fuentes
|
Sin dudas, los espacios productivos y las unidades rurales con sus características
|
económicoproductivas constituyen uno de los objetos de estudio más abordados por
|
la historiografía argentina colonial. Ríos de tinta han corrido en el intento de
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reconstruir la estructura interna de chacras y estancias de la campaña bonaerense y
|
de las zonas rurales de otras regiones del ‘‘espacio peruano’’[1]. Muchos han
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alcanzado importantes aportes para nuestra disciplina a partir del análisis de distintas
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fuentes y métodos de investigación como las descripciones y cuantificaciones,
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algunos de los cuales he repasado en un artículo anterior en el marco de una
|
discusión más general[2].
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Para la caracterización y elaboración de estadísticas en torno a los establecimientos
|
productivos, han predominado fuentes como los inventarios y padrones rurales.
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Siendo crítico, considero que es una pena que las reconstrucciones históricas
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abunden para determinados tipos de explotaciones como las estancias y ciertos
|
recortes cronológicos del período colonial como la segunda mitad del siglo XVIII. Por
|
otro lado, resulta enriquecedor que el objeto se siga trabajando no sólo desde otras
|
fuentes, sino desde distintas ópticas sobre las mismas. Por eso es que he dividido
|
este ensayo en dos partes bien diferenciadas: parto desde un repaso bibliográfico
|
para luego profundizar sobre ciertos aspectos de los trabajos citados y las fuentes
|
empleadas, tratando de pensar cómo pueden ser de mayor utilidad para acercarnos
|
más a los grupos y actores sociales que interactuaban en el campo, dentro y fuera de
|
las explotaciones.
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Entre las debilidades de la historiografía de los espacios y unidades de producción
|
rural, hay que decir que existen muy pocos avances correspondientes a la centuria
|
anterior, como el conocido artículo de Rodolfo González Lebrero, quien partiendo de
|
datos extraídos y elaborados en base a los inventarios del período 16021640, pudo
|
apreciar valiosos rasgos de la producción rural como la complementación entre la
|
ganadería y la agricultura tanto en las chacras (tierras dedicadas fundamentalmente a
|
la actividad agrícola) como en las estancias (donde predominaba la posesión de
|
haciendas)[3], tomando como indicador la presencia de herramientas características
|
del trabajo agrícola como atahonas, hoces, arados y molinillos[4]. Asimismo, registró
|
la presencia de otras actividades secundarias como la elaboración de vinos[5]. El
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grueso del trabajo consiste en la caracterización de los distintos tipos de fuerza de
|
trabajo (quedando de manifiesto la regularidad de los esclavos en las explotaciones) y
|
de producción ganadera (donde las vacas y ovinos ocupaban un lugar predominante
|
por sobre el resto de las especies)[6].
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Saltando a la segunda mitad del siglo siguiente, uno se encuentra con una
|
considerable cantidad de investigaciones, la mayoría de las cuales se basaron en el
|
análisis de fuentes de protocolo como los inventarios y los testamentos[7]. Juan
|
Carlos Garavaglia se encargó de realizar una caracterización de los medios de
|
producción desde la elaboración de un modelo analítico que denominó
|
2
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‘‘establecimiento típico’’[8] y un trabajo cualitativo y cuantitativo por regiones y
|
períodos entre 17501850, tratando diversas temáticas: la evolución
|
del stockganadero, la relación entre la cantidad de propietarios y no propietarios de la
|
tierra, la distinción entre grandes, medianos y pequeños productores. Entre todo lo
|
que logró demostrar, se destaca la importancia numérica de los no propietarios y de
|
los pequeños campesinos por sobre los grandes hacendados, que constituían una
|
minoría en la región[9]. Carlos Mayo y Ángela Fernández, haciendo un estudio similar,
|
aunque tomando un período y un corpus documental más acotados (66 inventarios
|
correspondientes al período 17501810), elaboraron un análisis más estructurado
|
exponiendo ordenadamente porcentajes de los tipos de ganado, su distribución y lo
|
que representaban entre las inversiones totales, así como también hicieron el mismo
|
balance sobre la tierra y los esclavos, edificios e instalaciones, equipamientos,
|
sembrados y árboles, llegando a conclusiones como el carácter casi omnipresente del
|
vacuno y la cría de mulas en las estancias por razones más que entendibles[10], y la
|
mayor importancia del ganado como principal inversión superando en el rubro a las
|
tierras, esclavos y todo lo demás[11].
|
El objeto de estudio en cuestión puede encararse desde otras perspectivas espacio
|
temporales como las ofrecidas por los estudios locales y de casos particulares. Tulio
|
Halperín Donghi analizó las orientaciones productivas y la relación de la estancia
|
betlemita de Fontezuela (1753-1809) con los distintos mercados a partir de la lectura
|
de los libros de cuentas y transacciones desde y hacia el establecimiento. Además, se
|
ocupó de apreciar los gastos realizados en esclavos y la relación entre éstos y la
|
mano de obra libre en sus formas varias[12]. Por otra parte, puede reducirse el interés
|
a problemáticas específicas como las características de la mano de obra libre, cuyo
|
carácter de inestabilidad y movilidad ha sido demostrada por reconocidos trabajos
|
desde distintas fuentes, incluso aunque no siempre se llegara a entender las causas
|
de dicho carácter de la misma manera[13].
|
Inclusive los estudios más localizados pueden ser enfocados desde problemáticas
|
aún más puntuales como la conformación y evolución de patrimonios territoriales y
|
ganaderos a lo largo de determinado período de tiempo, o sobre ciertas costumbres
|
vinculadas a la explotación de la tierra como fueron el arrendamiento o la agregación,
|
entendidos como relaciones sociales consuetudinarias de dependencia entre
|
3
|
campesinos libres y propietarios en las cuales unos ofrecían su fuerza de trabajo a
|
cambio del acceso a una porción de tierras[14]. Estos estudios aportan el análisis de
|
otras fuentes como diarios de viajeros, libros de las temporalidades y demás legajos,
|
Otros resultados acerca de los espacios productivos[15] llegaron de la mano de la
|
historia demográfica, representados por trabajos como los de José Luis Moreno en
|
base a padrones rurales. Dicho autor analizó minuciosamente el censo de 1744
|
analizando cuantitativamente a la población estableciendo categorías por edad, sexo,
|
estado civil y grupos ocupacionales (grandes, medianos y pequeños propietarios,
|
pequeños productores en tierras ajenas, funcionarios y administrativos, trabajadores
|
especializados, peones y conchabados), los promedios de esclavos, agregados y
|
peones por unidades productivas clasificadas por grupos de ocupación[16]. Artículos
|
como éstos sirven como modelo para el análisis de fuentes como los padrones, pese
|
a que pueden mejorarse algunos puntos como las categorías que diferencian a los
|
pobladores por la extensión de la tierra que ocupaban, la forma en la cual accedían a
|
la misma, las funciones públicas y las actividades económicas que desempeñaban en
|
simultáneo, lo cual es muy discutible.
|
Una vez repasados trabajos de diferentes enfoques sobre temas vinculados a las
|
unidades y espacios productivos, creo preciso hacer algunas reflexiones sobre lo
|
expuesto. En primer lugar, está a la vista que la mayoría (no todos), se concentran en
|
la segunda mitad del siglo XVIII, cuando realidades como la consolidación de las
|
estancias de cría se dieron mucho antes, como bien lo demuestran indagaciones
|
como las realizadas por especialistas como González Lebrero. Por otra parte, pienso
|
que fuentes como las ya mencionadas pueden servir de otra manera al historiador,
|
como por ejemplo para apreciar otros elementos más vinculados a los grupos y
|
actores sociales. Hace ya un tiempo que vengo analizando fuentes protocolares como
|
los inventarios, testamentarias y tasaciones de bienes, así como también padrones
|
rurales, todas correspondientes a la primera mitad del siglo XVIII. A partir de las
|
mismas, creo que es posible un análisis algo diferente al de los trabajos reseñados en
|
los párrafos precedentes[17].
|
Desde hace ya un tiempo a esta parte vengo realizando diversas publicaciones
|
sobre la ganadería y la sociedad rural en Buenos Aires para el período 17231759, en
|
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|
las cuales he triangulado distintas fuentes y problemáticas como las abordadas en
|
este escrito[18]. Si uno analiza detalladamente las sucesiones[19], se encuentra con
|
descripciones que pueden servir para reconstruir (directa o indirectamente), ciertas
|
condiciones de vida, hábitos, actividades mercantiles desempeñadas, entre otras
|
cosas que van más allá de la explicación del funcionamiento interno de las
|
explotaciones rurales. Por ejemplo, pueden verse algunos hábitos de consumo entre
|
las personas identificadas como criadoras de ganados y propietarias territoriales como
|
el tabaco, la yerba mate del Paraguay, azúcar, aguardientes, vinos importados, todos
|
ellos muy difundidos por la región. Asimismo, podemos encontrar entre las posesiones
|
de los hacendados otros objetos más exclusivos y vinculados al entretenimiento como
|
harpas, guitarras, escudos, espadines, espadas, recados de montar, naipes y libros.
|
Contamos con otros datos de importancia como las descripciones de las prendas de
|
vestir de los hacendados y criadores de la época, entre las cuales se destacaban los
|
encajes finos, las camisas de distintos materiales como bretaña, lino, seda y algodón,
|
además de chupas, capas, zapatos de cuero, piezas bordadas en oro y plata,
|
corbatines, corbatas, sombreros de diversos colores, medias de lana o seda, vestidos
|
y polleras (en el caso de las mujeres). Por otra parte, están presentes otros elementos
|
indicadores de la posición socioeconómica de la persona, como las sortijas de oro y
|
plata, la acumulación de plata sellada, o las varas de tierra que poseía, así como
|
también si vivía en un rancho o en una casa de adobe techada con tejas (lo cual no
|
era para cualquiera, como tampoco poseer varios cuartos). En algunos casos hasta
|
aparecen denominaciones que aclaraban si el vecino era alguien de importancia para
|
la sociedad porteña, como por ejemplo la de ‘‘vecino feudatario’’[20], si desempeñaba
|
algún cargo público en la administración colonial o si tenía rango militar.
|
Simultáneamente, puede distinguirse que los productores rurales –tanto los grandes
|
como medianos y pequeños, solían estar vinculados al comercio interregional, con la
|
presencia entre los bienes de los difuntos de productos característicos de otras
|
regiones como el azúcar y las carretas del Tucumán, la yerba mate del Paraguay,
|
tabaco y algodón de las Misiones jesuíticas, vinos y aguardientes de Cuyo, entre otras
|
cosas. La conexión con el mercado internacional parece innegable, y no sólo por la
|
cría de vacunos para la extracción de cueros, sino por la presencia de distintas
|
categorías de pieles de toro preparadas y empaquetadas, más la posesión de medios
|
5
|
de transporte como las carretas y las canoas. También la existencia de vinos y textiles
|
mencionados como ‘‘efectos de Castilla’’ son indicio de cierto contacto con la
|
metrópolis.
|
En lo que respecta a la producción pecuaria, y más allá de los porcentajes, puede
|
vislumbrarse entre los criadores la práctica de una ganadería diversificada y una
|
economía mixta, en el sentido de que complementaban la cría de diferentes especies
|
(vacunos, yeguas, ovejas, mulares, caballos, bueyes y aves de corral, en ese orden
|
de importancia desde la cantidad y el número de establecimientos) con la agricultura,
|
principalmente del cereal. Esto puede demostrarse, como bien lo hicieron para sus
|
períodos González Lebrero y Garavaglia, gracias a que se encuentran herramientas
|
como hoces, rastrillos, molinos, atahonas y morteros entre los bienes de los
|
hacendados, junto con la tenencia de bestias de tiro, carga y transporte[21]. De esta
|
manera, los productores se vinculaban a varios de los mercados coloniales.
|
Pero no pueden hacerse aproximaciones únicamente a las condiciones de vida de
|
los grupos más bien acomodados, sino también de los campesinos de poca monta,
|
los peones conchabados, los dependientes y esclavos. Dentro de las propiedades de
|
los vecinos criadores, suelen aparecer esclavos considerados como objetos
|
mercancías, por lo general tasados en valores superiores a los 200 pesos, siendo
|
entre los géneros más caros por sobre el ganado y la tierra. Al mismo tiempo, la
|
posesión de este tipo de trabajadores y la cantidad que tuvieran representaba cierto
|
poder adquisitivo de los productores, ya que esas cifras no eran accesibles para todos
|
los campesinos.
|
En algunos pocos ejemplos se menciona a los peones libres, sus condiciones de
|
vida (ranchos, casitas, acceso a parcelas a cambio de trabajo, etc.), de trabajo
|
(tiempo como conchabados, cuánto cobraban y qué parte del salario les correspondía
|
en metálico, en ropa y en artículos de consumo), así como también ciertos hábitos
|
como jugar con naipes y el consumo de yerba mate y bebidas alcohólicas. Otro rasgo
|
apreciable son las tareas que desempeñaban, gracias a descripciones tanto de las
|
actividades en sí (rodeos, yerra, siembra, cosecha, doma, recogidas de ganado,
|
6
|
vaquerías, etc.) como la jerarquización entre los mismos (capataces, mayordomos,
|
peones conchabados y campesinos dependientes)[22].
|
Sobre los últimos puntos mencionados, resultan mucho más ricas fuentes como los
|
padrones y censos rurales, muy bien trabajados hace varias décadas por José Luis
|
Moreno. Empero, considero que documentos como el ya mencionado padrón de 1744
|
pueden explotarse todavía más profundamente y de diferentes formas. Por ejemplo,
|
desde hace unos meses vengo analizando los datos de este tipo correspondientes a
|
los años 1726, 1738 y 1744 (los únicos disponibles para la primera mitad de la
|
centuria)[23], los cuales me han sido de utilidad para caracterizar y cuantificar
|
diversos aspectos que no siempre fueron desarrollados: el número de unidades
|
productivas, el promedio de individuos por cada una, el porcentaje de las que
|
utilizaban exclusivamente mano de obra familiar, o las que la complementaban con
|
esclavos, agregados, peones y demás dependientes, las características étnicas de los
|
pobladores, los lugares de procedencia, la relación entre los hombres y la propiedad
|
de la tierra, más otros datos que sirven para reforzar los temas anteriormente
|
mencionados en torno a la ganadería y la agricultura del cereal (número de cabezas
|
por especie, cantidad de unidades productivas con ganado y sin él, cuántos
|
establecimientos complementaban ambas ramas de la economía, la evolución
|
del stock pecuario en sus distintas formas a lo largo de todo el período, la
|
diferenciación de los establecimientos a partir de la clasificación oficial entre chacras y
|
estancias, etc.). Asimismo, se pueden hacer aproximaciones respecto a determinadas
|
relaciones sociales características de la campaña como la agregación y el
|
arrendamiento[24], tanto por la presencia de campesinos y familias que estaban
|
asentados en tierras de otros como agregados o arrendatarios, como por la aparición
|
en de los mismos en los registros y de otros clasificados como ‘‘arrimados’’, ‘‘gente de
|
servicio’’ o ‘‘en compañía’’ dentro de las tierras de los propietarios y hacendados.
|
No estoy sosteniendo que los trabajos realizados anteriormente no tienen validez
|
como aportes, sino todo lo contrario, ya que son muy importantes como modelos de
|
análisis y por las conclusiones que lograron alcanzar. Lo que sí es necesario es
|
ampliar el espectro e ir más allá de las descripciones y demostraciones matemáticas
|
de las estructuras económicas y sociales, para dar mayor protagonismo a la
|
reconstrucción de los elementos culturales, hábitos, costumbres, condiciones
|
7
|
materiales y laborales de vida, relaciones sociales por intereses económicos,
|
conflictos sociales entre los distintos grupos ocupaciones, entre otras cuestiones. A su
|
vez, sería interesante afinar los recortes espaciotemporales para investigaciones más
|
intensivas sobre los testimonios, pero que tanto los períodos cronológicos como los
|
espacios geográficos elegidos para las indagaciones deben ser mejor justificados que
|
de costumbre.
|
Por último, es preciso no pasar por alto lo que pueden llegar a aportar otras fuentes
|
comúnmente utilizadas para la historia política, como las discusiones registradas en el
|
cabildo[25], principal órgano político a nivel municipal, que ejercía múltiples funciones
|
políticoadministrativas, económicas y de justicia sobre la ciudad y su campaña. Las
|
mismas nos brindan, además de las intervenciones de los funcionarios y de la
|
corporación, interesantes descripciones de las prácticas de la época como vaquerías,
|
recogidas de ganado y faenas que se daban tanto a campo abierto como dentro de
|
los espacios productivos, que no suelen aparecer en las fuentes de protocolo y
|
padrones, así como también diferentes usos de la mano de obra esclava, el
|
tratamiento de toda una multiplicidad de conflictos sociales como los enfrentamientos
|
con los ‘‘indios’’, los robos, el nombramiento de jueces y administradores rurales para
|
solucionarlos e intervenir en las prácticas productivas en nombre ‘‘del bien de la
|
república’’[26]. En síntesis, opino, desde mi corta trayectoria en la materia, que lo
|
mejor para abordar este tipo de problemáticas es complementar la lectura y
|
elaboración de datos partiendo desde documentación variada (con todas las
|
debilidades que pueden presentarse según el caso, lo cual merece ser discutido
|
aparte), y concentrándose en períodos de tiempo y espacios geográficos más
|
acotados, siempre y cuando los mismos puedan ser justificados coherentemente en
|
base a determinados procesos políticos, sociales o económicos.
|
8
|
|
Notas:
|
[1] Se entiende como todo el inmenso territorio que fue creando a su alrededor la
|
minería altoperuana como polo de atracción y ordenamiento regional. Cada una de las
|
regiones se fue especializando en algunas pocas mercancías que tenían precios
|
competitivos en los mercados mineros. En el caso de Buenos Aires, por ejemplo,
|
fueron los envíos de mulas y de ganado vacuno en pie los que le posibilitaron la
|
inserción en los principales centros de consumo (Lima y Potosí). El concepto fue
|
elaborado por Carlos Sempat Assadourian en su obra El sistema de la economía
|
colonial. Mercado interno, regiones y espacio económico (Lima, Instituto de Estudios
|
Peruanos, 1982).
|
[2] PELOZATTO REILLY, Mauro Luis (2016). ‘‘Economía y sociedad en el Río de la
|
Plata colonial. Una cuestión abierta’’, en Sociedad Indiana. Historia social de los
|
mundos indianos.https://socindiana.hypotheses.org/
|
[3] Haciendas entendidas como planteles de ganados de distintas especies.
|
9
|
[4] GONZÁLEZ LEBRERO, Rodolfo (1993). ‘‘Chacras y estancias en Buenos Aires a
|
comienzos del siglo XVII’’, en FRADKIN, Raúl (Comp.). La historia agraria del Río de
|
la Plata colonial. Los establecimientos productivos (II). Buenos Aires, Centro Editor de
|
América Latina, pp. 7072.
|
[5] Ibídem, pp. 9495.
|
[6] Ibídem, pp. 105111.
|
[7] ARANDA PÉREZ, Francisco José (1991). ‘‘Prosopografía y particiones de bienes:
|
una propuesta metodológica para el estudio de las oligarquías urbanas castellanas en
|
la Edad Moderna’’, enCuadernos de Historia Moderna, Nº 12, p. 260.
|
[8] Tenía una extensión de 2.500 hectáreas y estaba compuesto por 790 vacunos, 12
|
bueyes, 300 equinos, 40 mulares y 490 ovinos.
|
[9] GARAVAGLIA, Juan Carlos (1993). ‘‘Las ‘estancias’ en la campaña de Buenos
|
Aires. Los medios de producción (17501850) ’’, en FRADKIN, Raúl (Comp.). La
|
historia agraria del Río de la Plata colonial. Los establecimientos productivos
|
(II). Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, pp. 7072. Ver más sobre el tema
|
en GARAVAGLIA, Juan Carlos (1999). Pastores y labradores de Buenos Aires. Una
|
historia agraria de la campaña bonaerense 17001830. Buenos Aires, Ediciones de la
|
flor.
|
[9] GARAVAGLIA, Juan Carlos (1993), Op. Cit., pp. 124190.
|
[10] Todos los autores consultados coinciden en que a la ganadería se le presentaban
|
múltiples alternativas en los diferentes mercados coloniales como el abasto de carne
|
local, el envío de vacas y mulas en pie hacia los mercados del norte minero, la
|
exportación de cueros de toro y la producción de sebo y grasa consumida por la
|
población bonaerense y que bien podía llegar a otras razones. Por otra parte, está
|
demostrado que la posesión de ovinos estaba vinculada directamente a la obtención
|
de carne para el consumo y lana para la producción de textiles. Por su parte, caballos
|
y bueyes participaban fundamentalmente como herramientas en los trabajos agrícolas
|
y el transporte.
|
[11] MAYO, Carlos y FERNÁNDEZ, Ángela (1993). ‘‘Anatomía de las estancia colonial
|
bonaerense (17501810) ’’, en FRADKIN, Raúl (Comp.). La historia agraria del Río de
|
la Plata colonial. Los establecimientos productivos (I). Buenos Aires, Centro Editor de
|
10
|
América Latina, pp. 6782. Ver más en MAYO, Carlos (2004). Estancia y sociedad en
|
la pampa (17401820). Buenos Aires, Editorial Biblos.
|
[12] HALPERÍN DONGHI, Tulio (1993). ‘‘Una estancia en la campaña de Buenos
|
Aires, Fontezuela, 17531809’’, en FRADKIN, Raúl (Comp.). La historia agraria del
|
Río de la Plata colonial. Los establecimientos productivos (II). Buenos Aires, Centro
|
Editor de América Latina, pp. 4565.
|
[13] La cuestión del ‘‘gaucho’’ y los campesinos libros, los cuales vivían como peones
|
asalariados o bajo otra tipo de dependencia en relación a los hacendados y
|
terratenientes, ha sido abordada por una buena cantidad de especialistas y
|
perspectivas de análisis, entre los cuales destaco: debate MAYO, Carlos y otros
|
(1987). ‘‘Gauchos, campesinos y fuerza de trabajo en la campaña rioplatense’’,
|
en Anuario del IEHS, Nº 2, pp. 2570. SALVATORE, Ricardo y BROWN, Jonathan
|
(1993). ‘‘Comercio y proletarización en la Banda Oriental tardocolonial: la estancia de
|
Las Vacas, 17911805’’, en FRADKIN, Raúl (Comp.). La historia agraria del Río de la
|
Plata colonial. Los establecimientos productivos (I). Buenos Aires, Centro Editor de
|
América Latina, pp. 83119. GELMAN, Jorge (1993). ‘‘Nuevas perspectivas sobre un
|
viejo problema y una misma fuente: el gaucho y la historia rural del Río de la Plata
|
colonial’’, en FRADKIN, Raúl (Comp.). La historia agraria del Río de la Plata colonial.
|
Los establecimientos productivos (I). Buenos Aires, Centro Editor de América Latina,
|
pp. 121142.
|
[14] Varias investigaciones tratan estas problemáticas, como por ejemplo: FRADKIN,
|
Raúl (1993). ‘‘Producción y arrendamiento en Buenos Aires del siglo XVIII: la hacienda
|
de la Chacarita (177984) ’’, en FRADKIN, Raúl (Comp.). La historia agraria del Río de
|
la Plata colonial. Los establecimientos productivos (II). Buenos Aires, Centro Editor de
|
América Latina, pp. 4069. FRADKIN, Raúl (1995). ‘‘Según la costumbre del pays’:
|
costumbre y arriendo en Buenos Aires durante el siglo XVIII’’, en Boletín del Instituto
|
de Historia Argentina y Americana ‘‘Dr. Emilio Ravignani’’, Tercera Serie, Nº 11, pp.
|
3964. GELMAN, Jorge (1993). ‘‘Una región y una chacra en la campaña rioplatense:
|
las condiciones de la producción triguera a fines de la época colonial’’, en FRADKIN,
|
Raúl (Comp.). La historia agraria del Río de la Plata colonial. Los establecimientos
|
productivos (II). Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, pp. 739. BIROCCO,
|
Carlos (1996). ‘‘Historia de un latifundio rioplatense: las estancias de Riblos en Areco,
|
11
|
17131813’’, en Anuario de Estudios Americanos, Tomo LIII, I, pp. 7399. MAYO,
|
Carlos (2004). Estancia y sociedad en la pampa (17401820). Buenos Aires, Editorial
|
Biblos.
|
[15] Término tomado de BIROCCO, Carlos (2015). La élite de poder en Buenos Aires
|
colonial: cabildo y cabildantes entre los Habsburgo y los Borbones (16901726). Tesis
|
para optar el grado de Doctor en Historia, Universidad Nacional de La Plata, p. 158.
|
Desde los repartos de tierras efectuados por Juan de Garay existía en torno a la
|
ciudad un cinturón agrícola, que se extendía a siete leguas a la redonda, donde
|
quedaba prohibida la crianza de animales, a excepción de un número muy limitado de
|
bestias de tiro para servicio de las labores de campo. En definitiva, se trata de la
|
diferenciación entre establecimientos agrícolas y pecuarios.
|
[16] MORENO, José Luis (1989). ‘‘Población y sociedad en el Buenos Aires rural a
|
mediados del siglo XVIII’’, en Desarrollo económico, Vol. 29, Nº 114, pp. 265282.
|
[17] Entre los consultados, el trabajo de Carlos Mayo (2004) es el único que desarrolla
|
en forma pormenorizada los hábitos y condiciones materiales de vida de diferentes
|
grupos sociales de la campaña bonaerense.
|
[18] El período comienza con la extinción de las vaquerías basadas en la cacería del
|
ganado vacuno cimarrón por la extinción oficial de este recurso (en 1723 el cabildo
|
porteño concedió la última acción entre los vecinos criadores) y la división política del
|
territorio de la campaña de la Banda Oriental (antes perteneciente en su totalidad a la
|
fundación portuguesa de Colonia do Sacramento y la jurisdicción del ayuntamiento de
|
Buenos Aires, que vino a cambiar con el nacimiento de Montevideo entre 17241726),
|
hasta la consolidación de nuevas prácticas productivas vinculadas al ganado vacuno
|
en parte del actual territorio de la Provincia de Buenos Aires (la cría de este tipo de
|
haciendas en los establecimientos productivos y las recogidas de ganado alzado) y la
|
utilización de los abundantes planteles de vacunos salvajes que había en territorio del
|
actual Uruguay, más la división administrativa de la zona rural bonaerense entre los
|
cabildos de Buenos Aires y el nuevo de Luján (17561759).
|
[19] Legajos que contienen diferentes fuentes como inventarios de chacras y
|
estancias, tasaciones de bienes, testamentos y litigios.
|
[20] Descendientes de los conquistadores y primeros pobladores de Buenos Aires.
|
12
|
[21] GARAVAGLIA, Juan Carlos (1991). ‘‘El pan de cada día: el mercado de trigo en
|
Buenos Aires, 17001820’’, en Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana
|
‘‘Dr. Emilio Ravignani’’, Tercera Serie, Nº 4, pp. 729. GONZÁLEZ LEBRERO, Rodolfo
|
(1995). ‘‘Producción y comercialización del trigo en Buenos Aires a principios del siglo
|
XVII’’, en Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana ‘‘Dr. Emilio
|
Ravignani’’, Tercera Serie, Nº 11, pp. 737.
|
[22] Reflexiones elaboradas a partir del análisis de sucesiones disponibles en el
|
Archivo General de la Nación, sección Tribunales, legajos Nº 3859, 5335, 5336, 5337,
|
5338, 5671, 6253, 6254, 6370, 6722, 6723, 6724, 6725, 8122, 8130 y 8417.
|
[23] Academia Nacional de la Historia. Documentos para la Historia Argentina. Tomo
|
X: padrones de la ciudad y campaña de Buenos Aires (17261810). Padrones de
|
1726, 1738 y 1744, pp. 143709.
|
[24] La agregación se basaba en relaciones informales generalmente no escritas entre
|
el dueño de la tierra y el agregado. Este vínculo consuetudinario por el cual el
|
campesino despojado de bienes inmuebles ofrecía su fuerza de trabajo al
|
terrateniente para que éste lo beneficiara con el usufructo de un pequeño pedazo de
|
terreno (Mayo, 2004, pp. 7374). El arrendamiento también estaba compuesto por
|
múltiples relaciones basadas en la fuerza de la costumbre, donde generalmente el
|
que recibía el beneficio de ocupar la tierra debía pagar tributo, por lo general con
|
productos como ciertas cantidades de trigo y/o maíz, aunque esto podía cambiar
|
según la época y la región que se miren. Ver FRADKIN, Raúl (1995).
|
[25] Consultar Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, disponibles en el
|
Archivo General de la Nación Argentina (AGN).
|
[26] En el período tratado se conocía como ‘‘la república y sus habitadores’’ a la
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